Aunque no es un proyecto muy reciente nos entusiasma presentar esta obra de GMP. Fue completada en 2006 luego de 10 años de construcción de un proyecto resultado de un concurso fallado en 1993! Los proyectos públicos sobrepasan a las administraciones y esto demanda de todos, la humildad y la paciencia necesaria para tener éxito, incluido el respeto por ese tiempo de desarrollo y maduración de los proyectos. La arquitectura tiene un tiempo –tempo- que le es propio y la gestión a largo plazo, especialmente de proyectos públicos, necesariamente debe incluir este reconocimiento. Lo menciono sólo porque en este mundillo pródigo de resultados, de imágenes y destellos, ocasionalmente lo olvidamos y esperamos obras prestas a ser exhibidas, inauguradas, puestas en servicio. La estación de ferrocarril más importante de Alemania se sitúa en el cruce de dos grandes líneas del InterCityExpress (la Norte-Sur y la Este-Oeste), conectados con trenes locales y transporte de superficie. Una de las vías corre a 15m de profundidad bajo el río, la otra es elevada. En la intersección hay dos bloques de edificios que definen el espacio del hall central y sitúan a la estación en el perfil de la ciudad. Son edificios puente que salvan luces sobre 70m sobre el hall central. Pero más allá de la complejidad vial y de la ingeniería, queremos destacar la ligera estructura tensada de acero que cubre las naves de la estación: algo a lo que GMP nos tiene invitados recurrentemente. Son arcos doble T de geometría variable tensados mediante cables que, a una distancia de casi 10,0m reciben un sistema de vigas y costaneras en un módulo cuadrado de 1,20m. Esta retícula está enteramente tensada mediante diagonales de cables. En el centro del arco, un conjunto de vigas de mayor sección forman una especie de viga puntal plana. Una cubierta de cristal completa una estructura grácil, luminosa, inequívoca, heredera notable de la mejor tradición de estaciones ferroviarias y naves de grandes luces del siglo XIX (ver Cristal Palace de Paxton o Palacio del Vidrio, de Voight) y evocan las palabras que Gideon dedica a la Galería de Máquinas de Dutert (ver en historia). El tiempo no ha pasado en vano, esta obra representa lo que el arquitecto Ignacio Volante asigna al acero en la arquitectura moderna: precisión, rigor, economía, universalidad. Hay una simpleza y una perfección que conmueven.

F. Pfenniger