El proyecto de la Biblioteca Pública de Panquehue, Chile, es un ejemplo del uso de las posibilidades formales del acero en el léxico de los arquitectos. El proyecto convoca elementos valiosos de la arquitectura tradicional de la Zona Central de Chile como el predominio del muro sobre el vacío, el color (blanco), el tamiz de la luz de los corredores: una arquitectura que es consistente con el clima y el sol. Contrastado con los muros monolíticos de hormigón, el acero en el proyecto articula los volúmenes y conforma acceso y circulación, pero además se constituye en un espacio de contemplación y un tamiz a la luz. El control de las texturas de los muros y la proyección de la luz (y las sombras!) sobre ellas es sutil. La estructura leve de acero (recibe madera y cristal como complemento) está concebida y construida a partir de un sistema de marcos y vigas confeccionadas en (ver) perfiles conformados en frío de provisión estándar en el mercado local. En diferentes configuraciones se conforma en perfiles doble t (por la conexión soldada espalda-espalda de dos canales), en perfiles tubulares o aún en vigas de celosía. Las (ver) uniones son soldadas, a excepción de las conexiones a los muros de hormigón que usan pernos y anclajes químicos.  La economía de la solución es notable más por la precisión con que se trabajan los elementos concurrentes en el edificio que por dejar en evidencias los ahorros necesarios a una obra de estas características. No hay mezquindad ni pobreza, por el contrario, hay un diseño pulcro y muy prodigado. Se percibe el oficio pero, especialmente, el compromiso de los autores con el proyecto y el lugar.

F. Pfenniger