
Obra |
Pizzería Bráz Elettrica
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Arquitectura |
SuperLimão Studio
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Constructora |
Palomo Matos
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Ubicación |
São Paulo, Brasil
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Año |
2017
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Equipo de diseño |
Lula Gouveia, Thiago Rodrigues, Antonio Carlos Figueira de Mello, Leticia Domingues, Ana Galante
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Consultoría |
Comunicación visual: Loudtt
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Sup. construida |
140m2
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Iluminación |
LDArti
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Mobiliario |
Coisas D Casa
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Diseño gráfico |
Lu Maia, Ale Shiva, Camila Prado
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Fotografía |
Maíra Acayaba
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Web |
www.superlimao.com.br
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La pizzería se instala en una casa esquina de dos niveles, de gran altura de piso a cielo. La propuesta arquitectónica reconoce el edificio existente (y aún en parte el estado de sus muros) y se centra en optimizar el flujo y la movilidad tanto de los clientes como del proceso de producción y horneado de la pizza. El resultado es una propuesta estética y funcional que establece un dialogo fértil con el barrio y sus habitantes. En el extremo de esta estrategia está la posición no invasiva ni limitante del baño, cuyo acceso se sitúa desde la acera, optimizando y ganando espacio de circulación interior en las zonas más demandadas. La acera demarcada y protegida con una cubierta retráctil se integra al uso del interior mediante el mobiliario y la disposición y abertura de la ventana. Al no alterar la fachada y conservar la condición semi derruida de algunos de los muros originales que dejan huellas de los distintos materiales y de distintas intervenciones, los arquitectos se hacen parte de la historia del edificio y del barrio. Sin embargo, toda intervención nueva deja una huella adicional y, en este caso, la marca se hace explícita en el uso primario los materiales, en el color, en la combinatoria que surge de ello. Honrando el nombre que alude a lo eléctrico, se diseñan y disponen lampistería, mobiliario y estructuras complementarias en acero tratado en forma sencilla y funcional, con un lenguaje casi industrial. Esta aproximación casi obsesiva al material en su estado más primario se complementa con el uso de materiales como el acero inoxidable o la cerámica, cuyas aplicaciones puntuales y reservadas a ciertas funciones y acentos, otorgan al conjunto un aire de taller, de pequeña maestranza. Lo rudo se combina con lo cálido, lo tecnológico con lo artesanal, lo disponible. En este espacio se crea la pizza que convoca a los visitantes. El edificio, siendo el mismo de siempre, ya no lo será nunca más…
F. Pfenniger
La empresa "Companhia Tradicional de Comercio" inaugura una nueva sede en São Paulo, llamada Bráz Elettrica. Para la arquitectura, el grupo -una referencia para la calidad de sus casas- buscó un lenguaje y una estética para dialogar con un público dispuesto a probar la pizza de una manera menos pretenciosa de lo que normalmente se consume en las grandes pizzerías de la ciudad. Patrocinado por Anthony Falco, un fabricante de pizza que hizo historia en la bulliciosa Roberta's de Nueva York, la casa sirve, desde la hora de almuerzo hasta altas horas de la noche, discos individuales y livianos horneados en un horno eléctrico napolitano, aptos para comer con las manos.
La movilidad, la practicidad y la funcionalidad fueron fundamentales para diseñar el proyecto. El horno de marca italiana, corazón del negocio, ya se pondría en marcha para facilitar su movimiento. Refrigeradores, contadores y cajas también fueron diseñados siguiendo el mismo concepto.
El proyecto buscó un diseño para la optimización y el rápido flujo de servicio. Al entrar, escoger las bebidas y postres, y en el cajero recoger y pagar por la pizza, que se retira directamente en el mostrador. Se puede acceder al baño desde el exterior de la pizzería: un botón interno, activado por la caja, abre la puerta para los clientes. Todo ello en azulejo verde y con una ilustración en el revestimiento, su configuración permitió al proyecto ganar más espacio interno y, al mismo tiempo, un menor flujo generado por el uso del WC.
La mezcla de varias aleaciones metálicas en revestimientos e instalaciones eléctricas alude a materiales eléctricamente conductores, siendo el cobre el más eficiente de ellos, aparece en forma de tubos de esa red al horno, que también está recubierto de cobre.
En el área donde se prepara la pizza, en el mostrador de acero inoxidable, una piedra blanca de espíritu santo da el acabado solicitado por los pizzaiolos como el mejor material para manipular la pasta. En la zona de acabado y entrega para el cliente, la tapa de mármol verde Alpi se asemeja a la malaquita, un mineral del que se obtiene el cobre, entre otros. El área de los lavabos de las bandejas en el salón, debido a su infraestructura hidráulica, es el único fijado y fue revestido en las tablillas blancas para consolidar su aspecto aséptico.
El suelo de concreto se lija con el agregado expuesto, destinado a soportar el gran flujo de personas. Las paredes de la vieja casa mantienen las marcas de otras reformas que tuvieron lugar allí. Las texturas de las paredes recibieron varios collages y cortes de personajes y personalidades comiendo pizza, entre ellos David Bowie, Madonna y Batman. Hecho de madera de pino, las mesas comunales de la sala, en un tono claro, el contraste con los otros materiales.
La iluminación, desarrollada especialmente para el proyecto, utiliza piezas de vidrio eléctrico de alta tensión y aislamiento cerámica que enfatiza el tema de la electricidad de una manera sutil e inusual.
La escalera metálica y su barandilla se refiere a la estructura de las torres de alta tensión. Arriba, mesas y sofás están disponibles en diferentes configuraciones. La cocina de pre-cocción está expuesta a través de una ventana, detrás de un muro revestido en madera de pino y en esta zona los tijerales de techo están expuestos. En ambos pisos se utilizó un recubrimiento acústico rojo de celulosa proyectada.
En la acera, la adopción de mesas flexibles y bancas que se pueden utilizar en diferentes configuraciones. La fachada original de la casa fue mantenida y pintada en azul y amarillo componiendo el lenguaje de la marca Bráz Elettrica.
Situado en una esquina de 140m2, con techos altos, paredes semi-demolidas, mesas comunitarias y dos hornos eléctricos a la vista, la fiesta arquitectónica buscó imprimir a la casa una identidad informal y sin pretensiones.