Planta Carozzi

Planta Carozzi

La simpleza y estricta racionalidad de la estructura recoge con perfección la cubierta plegada pero también sugiere el orden riguroso con que se abordan los edificios restantes.
Obra
Planta Carozzi
Arquitectura
Guillermo Hevia H. Tomás Villalón A., Francisco Carrión G., Javier González E.
Constructora
ENV Ltda.
Ubicación
Nos, San Bernardo, Santiago de Chile
Período
2011 - 2012
Colaboradores
Maureen Hänel G., Felipe Urrejola C.
Sup. terreno
16Há
Sup. construida
50.000m2
Fotografía
Cristobal Palma, Javier González E., Guillermo Hevia H
Web
www.guillermohevia.cl

El proyecto de la ampliación de la Planta de Fideos Carozzi está situado a la vera de la carretera que sale de Santiago hacia el Sur del país, en una posición notable desde todo punto de vista: el viajero ha dejado atrás el paisaje urbano, se ha distanciado de los accesos a ciudades satélites hoy plenamente conurbadas con la capital y se apresta a enfrentar por primera vez el paisaje rural que lo ha de acompañar. La cordillera de los Andes se hace más presente y brilla en el paisaje cuando está nevada. En el sentido inverso, por supuesto, la industria es un anuncio de la llegada. Antiguamente, la carretera era la prolongación de un eje urbano de la ciudad y avanzaba paralela a la vía férrea hacia el sur, cruzando la ciudad de San Bernardo. Hoy, la autopista se desvía frente al edificio y hace un amplio by-pass. En ese punto, un edificio icónico de la arquitectura moderna de Chile, obra de E. Duhart se transformó en un hito, faro y referente de la ciudad y de la marca. En 2010, un incendio afecta a las bodegas. El proyecto que se comenta se hace cargo de los requerimientos programáticos y las necesidades de crecimiento de la empresa pero, sobre todo, debe reflexionar y hacerse cargo del edificio existente. Menuda tarea. Los que circulamos por el área pudimos observar cómo, poco a poco se iba levantando el nuevo edificio. Cuando la estructura alcanzó la altura del hombro del edificio y aparecieron las primeras vigas insinuando la geometría de la cubierta quedó en evidencia que no se trataba de un proyecto cualquiera si no de una propuesta que indagaba en profundidad en una postura para abordar el tema. El edificio terminado y su autoría confirmaron esta apreciación preliminar. Más allá de las alusiones lo que el proyecto logra es plantarse frente al edificio de Duhart con personalidad y autonomía, promoviendo un no un homenaje obsecuente sino un manifiesto que declara, con claridad, que entre uno y otro edificio media más de medio siglo, medio siglo de arquitectura y técnica, medio siglo de arquitectura industrial en Chile, que no es poco. Dicho lo anterior, mencionar el brillo propio del edificio que se comenta en su diálogo con el noble vecino: la fachada a la carretera que se apropia de la perspectiva en línea con el edificio existente con una geometría en contraste, pregnante e inconfundible; la vocación horizontal que respeta y contrasta con la verticalidad; la traza oblicua de los revestimientos y el manejo de las transparencias que alude, a su manera al edificio vecino. Sin embargo, la propuesta que sugiere varias lecturas, alusiones e identidades, sobrepasa el limitado marco de la referencia y se instala sobre el terreno con marcas que le son propias y dignifican la factura, la fábrica y el espacio fabril y social que representan. El edificio es parte de un conjunto (Planta de pastas, planta de cereales, oficinas y casino) y conforma, en la fachada que no es aparente, un espacio noble y distinguido que convoca al cuerpo social de la industria. Allí, un espacio cívico se hace presente en el centro industrial, con todos los atributos que le son propios. Cada edificio que delimita este espacio cívico tiene su propio orden, su propia ley, su propia piel y su propio color. Si la fachada es blanca, las lamelas de los edificios interiores apelan a los colores institucionales, si una maneja la traslucidez en el plano de la fachada, la otra se dispone perpendicular a éste. Son decisiones de diseño pero son, como no, estrategias de control solar y eficiencia energética. La estructura acude a robustas columnas de hormigón conectadas por vigas de celosías salvando luces que permiten distanciamientos que liberan la planta. Sobre ellas, sendas vigas curvas dibujan la cubierta conectando mediante tensores suspendidos la cuerda inferior. La simpleza y estricta racionalidad de la estructura recoge con perfección la cubierta plegada pero también sugiere el orden riguroso con que se abordan los edificios restantes. En síntesis, un gran proyecto.

F. Pfenniger

El proyecto nace de la necesidad de reconstruir la fábrica Carozzi, incendiada el año 2010. Significó un desafío y una oportunidad, para mediante la arquitectura, expresar los nuevos conceptos sociales, industriales, de innovación, nuevas tecnologías y de sustentabilidad de la empresa.

El perfil de las estructuras metálicas semejan los fideos y la cubierta la pasta de lasaña, las formas ondulantes y sinuosas recrean la cordillera de Los Andes y el entorno geográfico imponente, dialogan en perfecta armonía con el edificio existente, el molino (1964), icono de la arquitectura moderna en Chile. Coexistencia de 2 épocas de la arquitectura, el Molino de los ’60 en hormigón y la nueva Planta enfocada al S. XXI en acero y vidrio. El blanco y rojo, colores corporativos de Carozzi, trascienden a la historia, reinterpretan los rombos del molino vinculándolo estéticamente con las líneas inclinadas de la nueva planta.

En el centro del conjunto se diseñó un Centro Cívico y la plaza del encuentro social del personal, contenidos por las fábricas de pastas y cereales, y al sur por el edificio de oficinas, un volumen horizontal de formas cóncava y convexa con lamas de color rojo, simple y categórico, parece levitar sobre el agua de perímetro y cubiertas.

Velada transparencia.

El aparente hermetismo, herencia del molino, revela no ser tal en cuanto predominan las aperturas, transparencias y claridad de luz natural, volviendo los espacios de trabajo diáfanos y luminosos.

El acero.

Permite la gran espacialidad interior, liviandad y plasticidad formal con grandes luces, permitieron velocidad, economía de la construcción.

Planchas de acero prepintado dan textura a los edificios con la luz y la sombra, sutilmente transparentes (perforados) dan una imagen de liviandad, protegen y controlan la luz, son testimonio de ligereza de la obra y nueva imagen para la empresa.

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