Pontones flotantes: Una convergencia tecnológica y una tarea pendiente

Pontones flotantes: Una convergencia tecnológica y una tarea pendiente

Desde hace ya unas cuantas décadas se ha desarrollado en el sur de Chile la industria salmonera, situando al país entre los líderes de la producción de salmones en el mundo. Este desarrollo no ha estado exento de dificultades, como la crisis del virus ISA que hace unos años la tuvo muy a maltraer. Sin embargo, el objeto de este artículo no es comentar los aspectos económicos, sanitarios o incluso ambientales que están involucrados en este emprendimiento. Lo que nos interesa en esta oportunidad es comentar cómo, a la luz de esta industria, se ha desarrollado una actividad paralela asociada a ella: la construcción de instalaciones flotantes que permiten acoger, por una parte, la actividad productiva de la piscicultura (incluyendo las jaulas, las bodegas de alimentos y sus respectivos sistemas de alimentación) y por otra, el alojamiento del personal que labora en éstos enclaves. En efecto, el ciclo final de la crianza del salmón se realiza en agua salada, para lo cual el Estado chileno ha concedido innumerables zonas de concesión en las que las diferentes empresas activas en el mercado han instalado sus jaulas de cultivo y crecimiento de los peces. Mayoritariamente, estas instalaciones se ubican en las regiones extremas del sur de Chile, a partir de la Región de Los Lagos al sur.

“Un Pontón de alimentación con habitabilidad es un artefacto naval que actúa como un sistema que almacena y entrega alimento para la engorda de peces, funcionando las 24 horas del día durante los siete días de la semana de manera continua, generando toda la electricidad que consume en todos sus equipos tales como: Sistema de alimentación, sistema de desalinización que transforma el agua mar en agua potable, planta de lodos, sistema de datos y comunicaciones.” ("Pontón Habitable/Patricio Phillips y Débora Santa María" 31 May 2014. Plataforma Arquitectura. Accedido el 25 Mar 2015. http://www.plataformaarquitectura.cl/cl/750123/ponton-habitable-astillero-sitecna-y-camanchaca-sa). Los turnos laborales son usualmente exigentes, considerados permanencias en lugares casi totalmente aislados por períodos continuados de 14 días que son seguidos por períodos de descanso proporcionales, expuestos a condiciones de vientos extremos (hasta 180 km por hora,según comenta el arquitecto Juan Sabbagh en la memoria de uno de sus proyectos), temperaturas extremadamente bajas y lluvias frecuentes al nivel de ser casi permanentes. Estas condiciones varían según los emplazamientos de los pontones pero representan, a no dudarlo, un esfuerzo importante de los trabajadores embarcados y demandan, por lo mismo, una consideración especial por las condiciones de habitabilidad y confort de las instalaciones de alojamiento o hotelería.

Pontón de acero Sitecna desarrollado por la oficina de Santa María y Phillips

Pese a ello, la construcción de estos artefactos navales ha sido abordada, en general, con los criterios necesarios y comprensibles -pero limitados- de la ingeniería naval, relegando a un segundo plano las consideraciones sobre la organización del espacio habitable y, eventualmente restringido a consideraciones estéticas o decorativas. Poco o nada se ha reflexionado sobre el impacto que la proliferación de estas instalaciones en el territorio marino (usual, pero no exclusivamente, en mares interiores relativamente más calmos que el mar abierto). Poco se ha discutido respecto de la reglamentación que afecta o debería afectar a estas construcciones, hoy radicadas exclusivamente en la autoridad marítima (lógico, son artefactos navales y deben responder a esta condición). Es evidente que lo primordial de estos artefactos es que cumplan con su condición de flotabilidad y aseguren tener desempeños adecuados en las a veces extremas condiciones de trabajo a las que están expuestos (viento, bajas temperaturas, oleaje, etc.). Sin embargo esta verdadera colonización del mar tiene implicancias territoriales que, probablemente, podrían ser materia de preocupación de otros entes del Estado. Por otra parte, las condiciones de habitabilidad y seguridad de estas construcciones -entendiendo estas instalaciones como los edificios que en parte son- materias en las cuales las autoridades del Estado, académicas y las empresas privadas asociadas a la construcción, han trabajado hace décadas en mejorar, implementar y reglamentar, quedan completamente ausentes en el momento de la proyectación y construcción. Su implementación queda limitada a la creatividad y disposición de armadores y/o o astilleros y de los profesionales que con ellos colaboran. Queda descrito un amplio terreno por estudiar, reflexionar y, posiblemente reglamentar; un terreno que va desde la micro escala del espacio habitable y las condiciones físico ambientales de estas construcciones, hasta consideraciones territoriales y ambientales de esta actividad económica que ha dado, y se espera que continué haciéndolo, progreso, trabajo y bienestar a las regiones.

La condición de costos de estas construcciones navales (cuyo valor, dependiendo de la capacidad, equipamiento y dotación) se sitúa en rangos que superan el millón de dólares para un pontón de 200 toneladas de alimento y con una dotación de 18 personas). Considerando que esta instalación es sólo parte del costo de habilitación de un centro de cultivos, es comprensible que los esfuerzos se hayan concentrado en el desarrollo de una tecnología y una capacidad de hacer que busque los diseños más eficientes y de menores costos. Esta capacidad está concentrada en algunos astilleros instalados en el sur de Chile. No todos los astilleros fabrican pontones flotantes, así como no todos los que fabrican pontones flotantes, incursionan en el mercado de la construcción naval de embarcaciones, independiente de la escala. Se trata de una construcción que nace especializada y que recién hace pocos años, aunque crecientemente, tiende a incursionar en el mercado relacionado: así hay astilleros que fabricaban embarcaciones que han incursionado en la fabricación de pontones y viceversa. Habrá que ver cómo resulta este proceso de ampliación y diversificación del giro de estos emprendimientos. En todo caso, el mercado en Chile al menos, es y ha sido, un mercado de precios cuya responsabilidad no está exclusivamente radicada en los astilleros si no, también, en los armadores, los clientes, que establecen los límites de la inversión y los estándares de lo solicitado. De ahí que las primeras construcciones realizadas hayan sido probablemente precarias desde el punto de vista de su diseño, lo que se ha ido complejizando paulatinamente. Esta forma simplificada de abordar estas construcciones contrasta con otras experiencias de arquitectura flotante (aunque no asociada a una industria) que se conocen en el mundo. Sin embargo, para ser justos, hay excepciones, también en Chile. Hace algunos años, una de las empresas productoras de salmón solicitó al arquitecto y premio nacional chileno Juan Sabbagh que le diseñara algunas de sus instalaciones flotantes. Sabbagh enfrenta el desafío mirando estas instalaciones más como casa flotantes que como campamentos y proponiendo una completa revisión de los cánones estéticos y constructivos de la industria. Los proyectos mencionados fueron exhibidos en la Bienal de Arquitectura de Chile posterior a su construcción. El resultado marca un cambio importante en la apreciación de estos edificios flotantes y abre la puerta a incorporar profesionales de la arquitectura en los propios astilleros o como proveedores externos o aliados estratégicos de los mismos.

Por otra parte, hace algunos años tuve la oportunidad de conocer a la entonces estudiante de arquitectura Débora Santa María, que realizó su práctica profesional en uno de los astilleros que construyen estos pontones flotantes. Durante y con posterioridad a su período de práctica, la arquitecta ha logrado instalar -tímidamente al principio y cada vez con mayor reconocimiento- el aporte que pueden hacer los arquitectos a esta industria en un área que, hasta la fecha ha sido de exclusiva responsabilidad de los ingenieros civiles y navales. El proyecto de Pontón flotante desarrollado por la oficina de Santa María y Phillips ha sido publicado y comentado en diversas publicaciones.

 

TECNOLOGÍA Y CONSTRUCCIÓN

Resultado de un encargo profesional originado en 2012, he tenido oportunidad de conocer algunos de los astilleros que producen estas plataformas flotantes y la tecnología de construcción y las soluciones que aplican. De ello surge parte del título de este artículo: Pontones flotantes, una convergencia tecnológica.

En efecto, en la construcción de estos artefactos navales se suelen aplicar distintas tecnologías y distintos materiales. El casco por ejemplo, se ejecuta tanto en hormigón como en acero (a partir de la experiencia de las construcciones de embarcaciones). Las primeras (de hormigón) se presentaron inicialmente como una extensión del concepto de ferro-cemento pero son, en la práctica cascos de hormigón armado. No se logran (ni parecen buscarse) los espesores reducidos que se alcanzan con las construcciones de ferro-cemento. Como es sabido, los bajos espesores logrados en estas construcciones responden a dos condiciones básicas: su trabajo como cáscara -dependiente en buena medida de su geometría o su forma- y la distribución de importantes cuantías de acero de refuerzo de bajas secciones diversificadas en tres rangos. Lo primero no se cumple, toda vez que los cascos son, en verdad, unas plataformas rectangulares de dimensiones variables. Hay desde 14m hasta 24m de eslora (largo) y de 9m hasta 14m de manga (ancho) o más. El puntal (altura)varía entre aproximadamente 3m y 4m, con un calado de 2,5m a 3,0m y un franco bordo (lo que sobre sale de la línea de flotación) de alrededor de 0,8m a1,0m. Los espesores de muros y losas también son variables, pero se sitúan entre los 0,15m y los 0,25m. Son pues, edificios herméticos, compartimentados en recintos estancos (usualmente 8), de uno o dos pisos (cuando los silos son de hormigón) enteramente construidos como hormigón armado de alta resistencia tipoMO30. La enfierradura que se suele aplicar en estas construcciones es similar a lo que se aprecia en cualquier edificio de hormigón armado. Las losas inferiores son tradicionales, (que se construyen sobre la plataforma de construcción, usando el radier como soporte y sólo una lámina delgada de planchas de fibras de madera como moldaje perdido) mientras en las losas de entrepiso o cubierta pueden ser estructuradas en base a steeldeck. Así, en lo visto, corresponde hablar de plataformas de hormigón armado y no de ferro-cemento. Pudiendo el casco, de geometrías similares construirse también en acero, las decisiones entre una u otra selección de material dependen de condiciones de trabajo, de disponibilidad, experiencia local y tiempo.

Enfierradura y moldaje de construcción de casco de pontón. Fotografía del autor

 

Hormigón y acero colaboran. Fotografía del autor

 

Acero y entrepisos de madera, fotografía del autor

 

Cubichete instalado, fotografía del autor

 

Caso de hormigón, cubierta de silos y silos de acero, estructura maestra galvanizada, tabiquería de madera

Sobre este casco que define el nivel de cubierta se instalan los silos que recibirán la carga de alimentos para peces (que pueden alcanzar hasta 400ton. el pontón de mayor capacidad construido hasta la fecha). Esta construcción perimetral superior es, también, indistintamente estructurada en hormigón o en acero. Sin embargo, el silo propiamente tal, es ejecutado íntegramente en acero en base a planchas de acero de a lo menos 5mm de espesor. Otras instalaciones, como los cubichetes (cobijo estanco que se instala sobre las bajas de escaleras), y mamparos se ejecutan en planchas de espesores menores, hasta 4mm. Van protegidas con pinturas anticorrosivas y de terminación epóxicos.

Silos antes de su montaje en obra. Fotografía del autor.Un estanco: casco de hormigón armado, envigado entrepiso IPE galvanizada, steeldeck, estanques de planchas de acero para agua potable y/o combustibles.

Los estancos quedan bajo la línea de flotación y reciben (en proa y popa) los silos de almacenamiento de alimentos y los equipos de impulsión para la alimentación de las jaulas, que pueden estar situadas a varias decenas y hasta cientos de metros delante del pontón. En los estancos centrales se suelen instalar equipamientos complementarios que incluyen estanques de combustible, agua potable, planta de tratamiento de aguas servidas, generadores, entre otros. No hay que olvidar que un pontón, pese a no estar motorizado ni contar con capacidad de autopropulsión, debe ser absolutamente autosuficiente en materias de energía, agua y suministros por un período bastante largo de tiempo, dependiendo de las cadenas de abastecimiento y de la ubicación del centro de cultivo.

La construcción del edificio que se ha de habilitar para el alojamiento del personal se sitúa, normalmente, a partir del nivel superior de los silos hacia arriba. Su construcción apela, con frecuencia, a una estructura mixta en base a columnas y vigas maestras de acero galvanizadas por inmersión en caliente. Entre esta estructura maestra se construye una tabiquería (en entramados de madera o en paneles prefabricados tipo SIP) que asegure las condiciones sello y aislamiento térmico fijadas. El programa es completamente variable en cada caso, pero incluye habitaciones, baños, cocinas, comedores, salas de estar. Además, en una posición privilegiada y con amplia vista y dominio, se instala el puente de mando, y las oficinas.

Los revestimientos exteriores y las cubiertas son, sin excepción conocida hasta la fecha, de planchas de acero prepintadas de los colores que estime o solicite el armador. Las ventanas han de asegurar su sello al agua en condiciones extremas, por lo que lo que con mayor frecuencia se usa son las de PVC.

Los revestimientos interiores apelan con frecuencia, pero también crecientemente reinterpretan, los revestimientos de madera propios de la construcción naval. Ofrecen ambientes cálidos y resistentes a la humedad, un factor de difícil control en las condiciones de clima y de trabajo en que se realizan las faenas.

Todos los detalles constructivos apelan a lograr una solución estanca de este edificio, que asegure un comportamiento térmico y sello a las infiltraciones de agua y aire que permitan, efectivamente, cumplir con los estándares de habitabilidad determinados. Las fotografías de obra y de los detalles que acompañan a este artículo corresponden a visitas de obra a la construcción de un Pontón habitacional actualmente en obras de terminación en la empresa Aquamet, de Puerto Montt en cuyo proyecto nos ha tocado participar. Esperamos compartir fotografías de la obra terminada una vez que esté a flote. Queremos destacar la colaboración, capacidad y amabilidad de la empresa Aquamet, sus directivos y profesionales, en el desarrollo de este proyecto.

Como se ve, en un área poco frecuentada por la arquitectura, la construcción de estos pontones flotantes ofrece un campo de desarrollo e investigación casi intocado en que la colaboración entre distintos materiales, permite resolver proyectos de interés expuestos a condiciones severas que a veces ni imaginamos. Aquí, también, el acero hace su contribución sustancial en distintas escalas y planos.

Francis Pfenniger 

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