Casa Maggi-Bondone

Casa Maggi-Bondone

Una planta que reconoce los placeres y haceres de la familia y les asegura sitio y lugar.
Obra
Casa Maggi-Bondone
Arquitectura
Arq. Esteban Bondone (bbgooo arquitectos asociados)
Constructora
Ramón Andrada
Ubicación
Córdoba, Argentina
Ingeniería
Arq. Bernardo Villasuso
Período
Año proyecto:2004; Año constr.: 2005 - 2007
Sup. terreno
750m2
Sup. construida
336m2
Fotografía
Arq. Tristán Bondone
Web
http://estebanbondone.com.ar/01/

No es fácil para los arquitectos proyectar su propia casa y no es frecuente publicarlas. Nosotros hemos tenido la suerte de poder mostrar algunas de ellas en el pasado. La que se presenta ahora es especialmente inusual porque es una casa que los arquitectos se regalan luego de una reflexión severa: cambiarse de barrio o quedarse. La reflexión que transparenta es seria y acude a convicciones y certezas muy profundas de los autores para enfrentar sus dudas, dudas que seguramente muchas personas, sin ser arquitectos, también enfrentan en similar trance de sus vidas. Compartirlas tal vez ayude a otros porque a veces nos hacen falta ejemplos que seguir. Lo que conmueve y celebro en este caso son los argumentos que fundamentan la decisión de quedarse, porque lejos de caer en ejercicios inmobiliarios, laborales, financieros o prácticos, lo que la familia hace es reconocer la vida y, especialmente sus aristas tantas veces dejadas de lado para decisiones de este tipo. La familia se queda por el barrio que han vivido, los amigos ganados y por un árbol que ha crecido en el patio! ¿Qué más se puede decir? ¿Importa, acaso lo que podamos, a esta distancia, comentar? No lo creo, pero dicho lo anterior y honrado el coraje y el talento que concurre en el proyecto, intentaremos una aproximación a la luz de este sitio. Primero la planta simple que se ordena en torno a la circulación central y se separa en dos volúmenes que generan patios, luz, asoleamiento y cobijan el árbol! Una planta que reconoce los placeres y haceres de la familia y les asegura sitio y lugar. Luego el corte, que asienta lo construido al terreno y se regala, como juego, una rampa. Luego los patios: medidos, justos, simples. Y la estructura: hormigón y acero en equilibrio y puestos en valor por los tabiques no soportantes que no llegan al cielo. Por último la materia: muros blancos, acero y madera. ¿Me falta algo? Sí, el árbol fundador que, cobijado en el patio, da sombra y cobijo en verano y permite sol y radiación en el invierno. Así, esta casa clara y simple, es más que el hogar de la familia que incluye al arquitecto: es un manifiesto, una declaración de amor a la vida y a la comunidad, un homenaje al espacio y al tiempo compartido. Bien por ellos.

F. Pfenniger

Nosotros ya vivíamos ahí, solo que la vieja casa nos quedó chica y por mal construida no nos aseguraba un largo tiempo de permanencia. La opción era: migrar hacia un lugar incierto o restar unidos a la historia familiar y barrial construida durante los primeros trece años de residencia. El árbol que nos acompaño en el transcurrir de nuestra vida, un Timbó de diámetro inimaginable, junto a los amigos de la cuadra, inclinaron la decisión para quedarnos. Demoler la vieja casa no fue fácil…

La obra creció durante tres larguísimos años. Claro, la casa se acomodó en torno al árbol, dividiéndose en dos partes fundamentales y restando unida por un “puente”. Los pisos siguen los declives del terreno y acomoda cada ámbito de vida en un nivel. La rampa, “un juego de niños” para todos, articula los desniveles entre el cuerpo que se ubica sobre la calle y el del fondo que se abre a la galería y el jardín. El programa es muy simple: los lugares destinados al encuentro familiar o social aparecen en planta baja y discriminados según una idea de división clara de su función o destino ( lugar para escuchar música o lugar para comer) y aquellos de la vida privada, recoleta, de los dormitorios , el trabajo solitario o la lectura, en planta alta. La cochera pasante conecta con la cocina, el lavadero y este último con el tendedero y taller del fondo, todos estos locales alineados sobre la medianera y único contacto de la casa con un límite. Los cuerpos se separan posibilitando la entrada del mejor sol del norte en todos los ámbitos generando los patios interiores. El patio del Timbó se integra plenamente como ámbito de vida. Los desagües se producen por gravitación y por superficie y conducen las aguas pluviales hacia un canal de recolección sobre la medianera oeste.

Se plantea una gran transparencia y conexión visual hacia los patios, todo ello posibilitado por una estructura independiente evitando los muros allí en donde se plantea un grado pleno de continuidad entre el espacio interior y el exterior. Los tabiques divisorios interiores no llegan al cielorraso evidenciándose la condición de la estructura de HA y piezas de acero, tanto en columnas como vigas. Los muros al oeste, verdaderas cámaras térmicas, se engrosaron hasta obtener un espesor de sesenta centímetros, dividiéndose en un tabique por cara y una cámara de aire en su interior. Su espesor posibilitó excavarlos generando lugares en donde se acumulan diversos objetos de valor familiar.

El balance térmico aparece equilibrado por el Timbó y su sombra espesa de primavera-verano y por la caducidad de sus hojas en el otoño-invierno.

Sintetizando se podría decir que la casa que habitamos es parte del barrio porque nosotros lo somos y así lo elegimos. También porque es prima hermana de los ejemplos que en las proximidades de la obra todavía nos enseñan la mejor arquitectura. Que el primer habitante es el Timbó, un rey al que todos adoramos y que la simplicidad y austeridad de la casa pretende resumir nuestra mirada sobre la vida y como proyectistas sobre la arquitectura.

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