Casa Roja

Casa Roja

La casa, de 1923, es parte de una pequeña zona típica que incluye la casa blanca vecina, el Teatro Mori y el pequeño cité que continua por la calle Constitución.
Obra
Casa Roja
Arquitectura
A2 arquitectos: Jorge Ávila, Cecilia Wolff (Especialista en restauración arquitectónica), Ignacio Stern, Camila Ledesma, Patricio Salas
Ubicación
Barrio Bellavista,Providencia, Santiago, Chile
Período
2012 - 2014
Colaboradores
Leopoldo Dominichetti calculista y arquitecto, Karla Pinchón y Alejandro Castillo, arquitectos

La Casa Roja, enfrenta una pequeña plazuela de un barrio que hasta hace algunas décadas conservaba su aire casi pueblerino y que hoy es el centro gastronómico, cultural y de la bohemia santiaguina, atendido, además por una gran oferta de universidades y centros de estudio, lo que le otorga actividad plena gran parte del día y de la noche. Como lo destacan los autores, la casa - obra del destacado arquitecto F. Bieregel- es un icono de la arquitectura de la ciudad y el barrio, que ha estado rodeada de un aura de misterio acrecentada por su escala rayana en la grandeza. Poco conservada, progresivamente subdividida y arrendada por habitaciones, fue cayendo en el descuido y deterioro creciente, tarea a la que contribuyen con decisión, los muchos y violentos terremotos que ha soportado en su vida útil (de los recuerdos que yo comparto, los de 1958, 1965, 1971, 1985 y 2010, siendo este último el que causa un daño más severo). Muchos artistas y estudiantes la habitaron, cautivados por el espíritu que la anima, su excelente y centralísima ubicación y por su posición privilegiada en el barrio, frente a la plazuela Camilo Mori. A fines de los 70 y principios de los 80 comienza la reconversión del barrio Bellavista que recibe la proximidad de los canales de televisión, los estudios de arte y arquitectura, los primeros restaurantes, salas de teatro, salas de música, galerías… Como vecino laboral y visitante ocasional, tuve la suerte y el privilegio de conocer la casa en varios de sus estadios, aunque nunca en el de gloria. Doy fe de su valor arquitectónico y de la necesidad de su urgente recuperación, un sueño de muchos y una necesidad urbana incuestionable. En esta tarea se han sumado los intereses de los inversionistas con el despliegue y el esfuerzo del equipo profesional que encabeza el trabajo. Se recupera la espacialidad original de los recintos y se adecúan a los requerimientos de su nuevo destino de hotel, se recupera la fachada noble, se rescata la cubierta… El desafío estructural no es menor. Siendo anterior al uso del sistema de construcción de albañilería confinada (y anterior al terremoto de Talca de 1928 que origina las primeras definiciones de normativas de construcción en Chile) su tipología constructiva responde a lo que estábamos habituados a hacer: muros de albañilería simple en fachada, tabiquerías de madera y relleno de adobes en interiores, algunos ocasionales elementos de refuerzo de hormigón armado en dinteles y en primer piso. Poco y muy distante de lo que hacemos hoy y lo que nos exige la normativa y las buenas prácticas sísmicas. Los arquitectos e ingenieros del proyecto tienen experiencia en esta materia y rescatan, paso a paso, la estructura del edificio. El acero, que nos convoca, juega aquí un papel preponderante, aunque no aparente. Se insertan en la estructuras de albañilería, lenta y cuidadosamente, elementos de hormigón armado que van otorgando el confinamiento y refuerzo necesario: se trata de una técnica no necesariamente novedosa en tanto resultado final (una albañilería confinada, finalmente), pero sin duda delicada y exigente en su proceso constructivo. También el acero se hace presente en la aplicación de una tecnología de refuerzo, que ya hemos comentado en otros proyectos en estas mismas páginas. Se trata de la técnica del estuco estructural (intonaco armato) que consiste en revestir ambas caras de las estructuras de albañilería en una malla electro soldada para luego recubrirlas con un mortero de cemento, arena y gravilla que en conjunto conforman una piel o un moldaje estructural muy eficiente. Por último, el acero se usa en el refuerzo de la estructura de la cubierta. Los muros perimetrales de albañilería se coronan con un anillo de hormigón armado para recibir las cargas de la estructura de cubierta. Esta, a su vez, complementa la estructura existente con elementos de acero, los que se deben incorporar en obra mediante un cuidadoso trabajo de artesanía, producto de la compleja geometría de la cubierta. Lo que nos queda es el resultado final evidente, logrado y acertado. Pero lo que queremos destacar y compartir es el proceso que es, finalmente, lo que permite el resultado: en él, se concentran las capacidades, las decisiones y los aciertos que hacen que éste (el resultado) brille para beneficio de la ciudad. Allí se concentran la habilidad, el ingenio, el conocimiento y la paciencia para hacer posible la obra. 

F. Pfenniger

Propuesta urbana

La propuesta urbana para la rehabilitación de este emblemático edificio, fue destacar la Casa Roja o Castillo Lehuedé en su contexto urbano en la Plaza Camilo Mori y la calle Antonia López de Bello. Para eso se propuso recuperar su carácter de isla, abriendo los espacios en torno a ella y construyendo un nuevo circuito de jardines y terrazas que recorren en su totalidad las 4 fachadas. Se recupera el espacio continuo y abierto que permite la recorrer visualmente la casa desde la Plaza Camilo Mori y desde la calle Antonia López de Bello.

Arquitectura básica

La casa, de 1923, es parte de una pequeña zona típica que incluye la casa blanca vecina, el Teatro Mori y el pequeño cité que continua por la calle Constitución. Este hecho hace que todas las decisiones de intervención deben ser tomadas en conjunto con el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN). La casa es un edificio de cinco pisos que fue concebida dejando el primer piso como servicios, con una altura de 2.5m, el segundo piso como el piso noble, con una altura de 3.5m y el tercer piso para habitaciones, con una altura también de 3.5m. El cuarto y quinto piso se encuentran bajo cubierta y fueron concebidos para habitaciones y desván, respectivamente.

La propuesta arquitectónica fue la rehabilitación de todo el edificio, conservando la envolvente exterior con la menor intervención posible, manteniendo su imagen original. Si bien los estudios fotográficos históricos y el raspaje de los estucos permitieron ver que el color original no es el rojo, se optó por mantener este color puesto que desde hace años es el que nos identifican con la casa.

Como primera medida de intervención se recuperó la espacialidad interior original de la casa, que había sido subdividida y departamentalizada en los años 50. Una vez que volvieron a aparecer los recintos originales, estos fueron adaptados para su nueva función de hotel, transformando la mayor parte de los recintos en habitaciones con sus respectivos baños. Se conservaron las circulaciones horizontales y verticales de todos los pisos y el salón del segundo piso, que se abalcona hacia la plaza. El primer piso, que originalmente fue concebido como un piso de servicio, tuvo que acoger las funciones de lobby y restorán, debido a la necesidad de accesibilidad que requieren estos recintos. En total se logró obtener un total de 19 habitaciones, cada una con baño propio, un salón para uso de los huéspedes en el segundo piso, el lobby, el restorán y las oficinas para el funcionamiento del hotel.

Para mejorar las condiciones de confort, se cambiaron todas las ventanas de madera que estaban en muy mal estado, por ventanas de pvc con vidrios dobles que entregan una excelente aislación acústica y térmica, sobre todo en invierno. Como las ventanas eran parte de la composición de la fachada original, hubo que adaptar en lo posible el diseño del palillaje para este tipo de ventanas. Por ello se simplificaron los detalles pero no se incorporaron palillajes falsos sobrepuestos o inter-vidrio, que son las dos alternativas que se ofrece comercialmente. Este hecho alteró levemente la imagen visual del edificio pero fue la alternativa más consecuente y equilibrada entre historicismo y contemporaneidad. Por desgracia no fue posible ni recuperar ni incorporar los postigos que las ventanas originales tenían y que prestaban una valiosísima ventaja para el control lumínico y térmico, las nuevas ventanas de pvc no permiten la incorporación de este tipo de elementos.

Sobre la escalera central, que originalmente era oscura e iluminada permanentemente con luz artificial, se construyó una lucarna y se eliminó el cielo falso, permitiendo el acceso directo de la luz. Los muros de la caja se pintaron de color blanco con el fin de lograr una distribución más profunda de la luz desde el quinto al tercer piso. La escalera en el segundo piso alcanza a ser iluminada por las ventanas del salón. En el primer piso, la escalera que comunica el lobby con el segundo piso se encuentra en otro lugar, casi exterior, hacia la plaza.

Siempre con el fin de incorporar luz natural, para las habitaciones que quedaban ciegas, se solicitó al CMN que se permitiera la perforación del muro sur, que no contaba con aperturas. Se abrieron en total tres ventanas grandes para habitaciones, tres ventanas pequeñas para sus respectivos baños y la apertura mayor en el primer piso para el acceso del Hotel hacia el lobby. El muro sur seguirá manteniendo su desnudez que se cubre en verano con una histórica enredadera.

Criterios estructurales

La casa es una estructura de albañilería con poquísimos refuerzos de hormigón armado, puesto que fue construida antes del uso sistemático de este sistema en Chile. Por ello el primer piso tiene varios elementos de hormigón, como losas, pilares y vigas pero desde el segundo piso hacia arriba sólo es utilizado a modo de masa en dinteles de puestas y ventanas. La envolvente de albañilería es complementada con tabiquería de cuartones de madera y relleno de adobe, un sistema muy utilizado en Chile hasta principios del siglo XX.

La casa ha resistido al menos diez terremotos pero en el último de 2010 el muro sur se desaplomó, separándose de la estructura desde el segundo al último piso. Los refuerzos estructurales y materialidad le otorgan una nueva vida al edificio, que cumplirá 100 años de proyectado. La iluminación, acústica y decoración le darán a ese hotel un ambiente sofisticado, ambientado en los años 20, con tecnología de siglo 21.

Ambientación y decoración

Profesionales que trabajaron el proyecto:

Resultado de un trabajo en equipo entre A2 arquitectos y la valiosa colaboración de Cecilia Wolff, Leopoldo Dominichetti y la decoración de Grisanti Cussen.

En Casa Roja, se propuso conservar y reconstruir en nuevas fachadas el estilo original de la misma, cuyo volumen construye y soporta el espacio abierto (terrazas y jardines) que conforman la propuesta arquitectónica presentada y aprobada por propietarios, el Consejo de Monumentos Nacionales y la dirección de obras de Providencia.

El proyecto considera inaugurar el primer semestre de este año la etapa, casa roja con el nombre de Castillo Rojo.

Las otras etapas consideran 30 habitaciones adicionales y restaurant de 250mt2.

Planos: 

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