Alejandro Aravena, Premio Pritzker 2016.

Alejandro Aravena, Premio Pritzker 2016.

Entre el día en que se anuncia el premio Pritzker para el arquitecto chileno Alejandro Aravena y la fecha de nuestra edición de enero se han escrito ya cientos de artículos y entrevistas  en los medios especializados y medios de comunicación masiva.  Las conversaciones en el ámbito profesional, gremial y académico así como las redes sociales también han estado muy activas. Aunque quisiera, no he leído todo lo publicado (cosa que, aventuro, ni el galardonado habrá  podido hacer) ni atendido a todo lo que se ha comentado: posiblemente esté todo dicho y se ha dicho de todo.  Aunque el mundo de la arquitectura es relativamente pequeño –y el chileno lo es más aún- debo confesar que no conozco personalmente a Alejandro Aravena, por lo que todo lo que pueda decir lo digo exclusivamente a partir de su obra y sus escritos o charlas, que son públicos y no a partir de la amistad o su opuesto.

foto 1: Villa Verde, Constitución Chile, http://www.elementalchile.cl/en/projects/constitucion-i-villa-verde. Créditos: Elemental

foto 2:  St. Edwards Univbersity Dorms, Austin Texas. Elemental + Cotera + Reed.  http://www.elementalchile.cl/en/projects/st-edwards-university-dorms. Créditos: Elemental

Sus trabajos cubren un espectro que se extiende desde la vivienda social a proyectos de espacios públicos y planes de desarrollo urbano, edificios educacionales y también edificios corporativos, entre otros. En lo que respecta  al material que nos convoca en este sitio, valga la mención temprana de que su obra no es precisamente pródiga en el uso del acero, aunque lo usa en el mérito que el proyecto le otorga. Ello en ningún caso inhibe nuestro comentario en este sitio, tal vez al contrario.

Mi acercamiento a su trabajo ha sido lento, paulatino, quizá hasta  con una cierta resistencia inicial. Desde los primeros proyectos de vivienda social en el norte de Chile (villa Monroy en Iquique) y las distintas propuestas que se han construido a lo largo del país y aún en el extranjero (se comenta que son más de 2.500 viviendas sociales proyectadas por ELEMENTAL); sus proyectos para la Universidad Católica de Chile (desde la escuela de Matemáticas, escuela de Medicina, Torres Siamesas hasta el más reciente Centro de Investigación e Innovación UC Anacleto Angelini), algunas de sus obras en el extranjero (su más reciente proyecto se está construyendo en China) hasta los espacios públicos como el Parque de la infancia en los faldeos del Cerro San Cristóbal en Santiago, han ido cautivando crecientemente mi atención, interés y respeto.

Foto 3: Centro de Innovación UC, Anacleto Angelini, Santiago de Chile. http://www.elementalchile.cl/en/projects/centro-de-innocavion-uc-anacleto-angelini/. Créditos: Elemental

Se ha comentado mucho sobre el impacto del trabajo de Elemental en lo social, en vivienda social. No hay que confundir la política habitacional con la respuesta arquitectónica a dicha política y, en ese sentido, hay que decir que es verdad que Aravena ha sabido responder con certeza desde la arquitectura a la pregunta de la vivienda social y que, a través de ello, ha movilizado energías y voluntades, articulando iniciativas públicas y aportes privados integrando a los usuarios/beneficiarios en la reflexión y discusión de los proyectos.

Foto 4: Quinta Monroy, Iquique Chile. http://www.elementalchile.cl/en/projects/quinta-monroy/ Créditos: Elemental

Foto 5: Quinta Monroy antes y después. https://proyectos4etsa.wordpress.com/2011/11/03/

El concepto de construir sólo una parte de la vivienda en primeras etapa y permitir que se amplíe en el futuro es consistente con la realidad económica del país, con las políticas de vivienda social y reconoce los esfuerzos e iniciativas que luego hacen los habitantes para ampliarla. Lo que los proyectos de Aravena proveen es un orden y una estrategia arquitectónica para que ese orden se conserve en el tiempo y que los esfuerzos de autoconstrucción no alteren o perjudiquen el conjunto o el barrio, como hemos podido observar en muchos otros casos.  Si busco una explicación en el acierto, debo decir que creo que el mérito de los proyectos de Aravena radica no sólo en el talento –que por cierto dispone- si no en hacerse la pregunta correcta y tratar de dar respuesta desde la disciplina.

Foto 6: Valparaíso, 150 viviendas y Centro Comunitarios; Elemental + Office dA (USA); http://www.elementalchile.cl/en/projects/valparaiso/. Créditos: Elemental

¿Es extensa su obra? Probablemente no sea tan extensa, pero es intensa. Las pocas veces que he tenido oportunidad de estar en algunos de los proyectos mencionados he podido percibir dos cosas: intensidad y precisión. Queda la impresión que el estudio se ha hecho hasta el límite de depurar completamente el proyecto, liberándolo de lo superfluo (que es también lo costoso) para llegar a una propuesta de una síntesis formal y conceptual extrema en que cada pieza parece estar en su lugar.  De visita a algunos de los proyectos he salido siempre con la certeza de estar frente a una obra consistente, ejecutada por un arquitecto notable y talentoso que ha hecho de su praxis una reflexión rigurosa desde la disciplina.
Sólo dos cuestiones adicionales.

Primero:

Quiero destacar que un arquitecto que puede hacer dos proyectos tan distintos, casi en las antípodas pese a compartir un mandante y un entorno,  como las Torres Siamesas y el Centro de Investigación e Innovación UC Anacleto Angelini, da cuenta de que, entre uno y otro, media no sólo tiempo sino una reflexión profunda que responde a la comprensión del problema arquitectónico planteado. De ella nace la respuesta que Aravena es capaz de generar, necesariamente distinta en cada caso. Es muestra de que no se trata de una moda ni un estilo sino de una forma de pensar y de hacer. Ese puede ser el sello de Aravena que bien vale la pena descubrir en la forma en que explica algunos de sus proyectos (hay muy buenos videos  de ello).

Foto 7: Torres Siamesas, Campus San Joaquín, Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile. http://www.elementalchile.cl/en/projects/siamese-tower/. Créditos: Elemental

Segundo: una anécdota

Hace algunos años visité por primera vez el Parque de la Infancia en Santiago con mis hijos menores que en esa fecha tendrían  6 y 8 años (luego hemos ido varias veces más). El parque es notable, fascinante, múltiple y bello. Mientras yo miraba y me dejaba cautivar por el orden propuesto que se deja leer y vivir, por la arquitectura construida y habitada, mis hijos corrían, recorrían y jugaban. Hay lugares y espacios lúdicos, que parecen llenos sueños y recuerdos que cada cual puede descubrir a su manera. Terminamos todos jugando y riendo, emocionándonos con lo que hacíamos y podíamos hacer, algo que también hacían otros grupos de padres e hijos, independientes de la edad. Todos jugábamos, explorábamos, redescubríamos y le permitíamos ser al niño que alguna vez también fuimos. Finalmente, hicimos una maravillosa carrera por los toboganes que se asientan en la ladera: había una línea para cada uno de nosotros. Llegamos abajo exhaustos de correr, deslizarnos  y reír en una especie de gran final de fiesta. Miramos en derredor: el Parque de la Infancia era usado intensamente  por niños como niños, aunque algunos tuviéramos más de 60. Quedo con la percepción de que el Parque de la Infancia es y permite ser… ¿Qué más se puede pedir? ¿No es eso el fin último de todo proyecto?

Foto 8: Parque Bicentenario de la infancia, Santiago de Chile, ELEMENTAL. Créditos: http://www.skyscrapercity.com

Foto 9: Parque Bicentenario de la infancia, Santiago de Chile, cierro-juego. http://imaginasantiago.com/que-ver/parques/parque-bicentenario-de-la-infancia/

Foto 10: Parque Bicentenario de la infancia, Santiago de Chile, http://imaginasantiago.com/que-ver/parques/parque-bicentenario-de-la-infancia/

Foto 11: Parque Bicentenario de la infancia, Santiago de Chile.  Toboganes en la ladera. http://www.plataformaarquitectura.cl/cl/02-319827/children-s-bicentebnnial-park-elemental. Créditos: Cristobal Palma

 

Francis Pfenniger
Arquitecto Editor