Acero Lúdico

Acero Lúdico

Francis Pfenniger
Arquitecto

La idea de acero lúdico surge de la constatación de que con frecuencia nos referimos y asociamos el material a sus propiedades, características y atributos más bien “duros”, es decir, medibles, dimensionables y contrastables. Ello ha llevado, también, a fortalecer la aproximación más popular al acero como un material “técnico”, especialmente “resistente” y comúnmente considerado “frío”. Más allá de la discusión sobre si estas características retratan o no la integridad del acero en su potencial aporte a la arquitectura y la construcción, nos tenemos que hacer cargo de que si la idea existe entre el público o aún los profesionales y estudiantes de los oficios relacionados,  es porque o hay algo de cierto en ello o porque algo habremos comunicado mal los que nos sentimos cercanos al acero… o las dos cosas. De ahí este intento de relacionar el acero al juego.

El juego en cualquiera de sus acepciones  -como juego libre (play, en inglés, que también se usa  para referirse a la interpretación de una pieza de teatro o al tocar un instrumento) o como el juego normado (game, en inglés)- están en la base de la cultura (Huizinga) y también de los ritos (Eliade). Está presente en muchas culturas para la representación del misterio de la creación (en la re-creación de los hechos del origen) o para fortalecer las relaciones y los roles sociales (en su re-presentación o puesta en escena). Su importancia, sin embargo, no está limitada a las culturas ni a los ritos antiguos o contemporáneos. El juego tiene un rol fundamental en el proceso de  experimentación, aprendizaje y socialización de los niños y, en consecuencia, modela de nuestro carácter y determina nuestra forma de relacionarnos como individuos y como sociedad. Esta capacidad de juego la vamos perdiendo según crecemos y nos educamos limitando nuestra capacidad de imaginar, probablemente una pérdida lamentable no muy asumida y de consecuencias insospechadas. Recuperar la capacidad de jugar (más play que game) puede iluminar una mirada sobre la ciudad y los ciudadanos que somos o podemos llegar a ser[1]. La recuperación del espacio público como el lugar donde se dan las relaciones sociales y se permite el juego es algo que está reapareciendo en algunos contextos. Esto, claramente, puede ser un antídoto al abandono y al temor que aviva el enclaustramiento, respuesta frecuente en nuestras ciudades. Un espacio público vivo, en pleno uso (y goce) de los habitantes es, según diversas evidencias, también un espacio público seguro.  Hay algo de los cuadros de Brueghel el viejo en las imágenes que esto evoca, sin embargo, no es este el lugar para profundizar en esta reflexión, aunque puede ser fascinante.

Lo que me parece de interés por ahora es poner en perspectiva  el rol que le puede caber al acero en esta forma de hacer y de entender el uso del espacio público. Si alguna vez celebramos el humor como un aporte al diseño, corresponde ahora celebrar el juego. La posibilidad de explorar la componente lúdica en el uso del acero y sus posibles aplicaciones a la luz de algunos ejemplos puede ilustrar el concepto. Partamos declarando que el acero, como cualquier material es, y tiene todas las posibilidades de ser, parte del juego, parte de la experimentación y parte del aprendizaje. Sin embargo, en el diseño de artefactos facilitadores del juego, parece más importante la  actitud y la disposición de quien diseña que los atributos de un determinado material. Para ello parece importante tener ganas de jugar y de soltarse y abrirse al juego más que la comprensión de los actos o las reglas del juego. De nuevo, estar disponible para jugar (play) más que ser sólo conocedor del juego (game). En el primero, pueden darse entornos y desenlaces más o menos conocidos (como en los ritos, en el teatro o en la interpretación musical) o inesperados y espontáneos (como en ciertas formas de jugar e imaginar de los niños, sea en grupos o individualmente o en ciertas prácticas musicales o de teatro). El segundo puede tener resultados impredecibles (algo muy a tono con el desarrollo del actual mundial de fútbol, por ejemplo) pero en un marco regulado y acordado. Tanto en el game  como en el play  vislumbro el espacio lúdico para el acero. Tal vez en el game se den menos oportunidades para la innovación, aunque como veremos, ambos ponen, valga la redundancia,  en juego nuestras capacidades de jugar. Cualquiera sea el caso, existe otra posibilidad de aproximación al material acero si nos permitimos que ser parte del juego y si, en ese intento,  jugamos con él. La idea del soporte, del facilitador de las actividades asociadas al juego en cualquiera de sus formas en el espacio público ha sido explorada por distintos diseñadores y/o productores.

Desde luego, a partir de los conocidos -y muchas veces reiterados- elementos y equipamientos de gimnasia recreativa y las baterías de juegos infantiles clásicos con que se han equipado -con variado acierto- plazas y todo tipo de espacios de uso público en ciudades y pueblos. Los menos logrados son los ejemplos que apuestan a que el equipamiento por sí sólo es suficiente para crear la condición de uso, sea juego, recreación o ejercicio. El uso y la aplicación a veces restringida, casi por cumplir, de estos equipamientos no sólo no valora el espacio que espera atender si no que, por su poco uso y a veces hasta abandono, lo degrada tanto como a los implementos que instala en él. De allí que tenga tanto sentido el concurso que en estos momentos desarrolla la empresa Fahneu en Chile, “Nos vemos en la plaza” que invita a los participantes a diseñar un prototipo de juego o equipamiento para parques y plazas que potencie el encuentro, ocio y socialización de los jóvenes en el espacio público. Esta y otras iniciativas se deberían multiplicar en todos los países.  En las fotografías 1 a 3 siguientes se muestran algunos de los productos de la empresa danesa Kompan, que han sido galardonados en Europa y Australia que, básicamente proponen un diseño de equipamiento de fitness ajustable a las diferentes necesidades y cargas de trabajo que se complementa con una aplicación descargable a los teléfonos celulares que explica los ejercicios, sugiere rutinas y crea una comunidad vinculada que estimula a la vida sana.


Fotos 1 a 3 Equipamiento de ejercicios de la marca Kompan.

Sin embargo, los equipos de ejercicios no siempre tienen un carácter tan “profesional” y se acercan más a la experiencia espontánea de una serie de ejercicios relativamente sencillos y de poco riesgo que pueden ser desarrollados por personas de cualquier edad o condición, como se muestra en la fotografía 4 de Río de Janeiro siguiente.


Fotografía 4 – Plaza en Río de Janeiro

Sin embargo, mucho más cerca del concepto de lo lúdico están tanto los equipamientos estándar como algunas intervenciones y proyectos específicos que se han desarrollado en el último tiempo. Entre los primeros podemos mencionar muchas, pero a fin de no cansar, partir por las que, con toda seguridad nos son conocidos a todos. Desde al modesto columpio, hasta los toboganes, balancines (sube y baja, en otros países) y tantos otros equipamientos estándar que podemos ver y usar en plazas y espacios comunes de condominios.

 
Fotografía 5  - Columpios y otros equipamientos estándar de juegos infantiles

Sin embargo, sólo para contrastar el equipamiento básico con un proyecto de plaza de juegos, queremos destacar el área de los columpios en el Parque de la Infancia en Santiago de Chile, proyecto de Alejandro Aravena con Elemental. Como se ve en la fotografía Nº6, en este caso no es el equipamiento propiamente tal el singular, lo importante es la creación de un lugar en el que los niños pequeños se mecen impulsados por sus padres o acompañantes. El soporte describe un gran círculo del que cuelgan los asientos. Los niños, sin ningún riesgo, se pueden mirar y ver entre ellos, se ven las caras, comparten, se comunican, participan de una experiencia  común que se da en un espacio concebido y acondicionado para ello. La curva del tubo de soporte, la inclinación de los apoyos, la sección de diseño, todo contribuye a conformar el espacio y a provocar un clima apropiado. No más comentarios, la fotografía lo expresa todo.
 


Fotografía 6 – Sector de columpios en Parque de la Infancia – Alejandro Aravena y Elemental arquitectos

Hace un buen tiempo atrás publicamos en este mismo sitio un proyecto llamado “The longest Bench” que viene al caso recordar. Una iniciativa promovida y financiada por una comunidad que se involucra, que convoca al equipo de diseño, que recicla y recupera, que acude a financiamientos de proyectos públicos pero que contribuye a financiarla con aportes locales que a veces son homenajes personales a seres queridos, que moviliza e incluye a muchos. Un proceso de creación participativa de un grupo de párvulos que ayudan a develar porqué la costa de Littlehampton en que se emplaza el escaño les es única. De ahí surge el “banco de la amistad”, que sugieren formas y colores que Studio Weave es capaz de traducir en esta intervención maravillosa.

 
Foto 7 - The longest Bench – Studio Weave

Como se puede observar en la fotografía 8 siguiente, el diseño de los tradicionales juegos infantiles para espacios públicos ha evolucionado, incorporando nuevos objetos, nuevas formas de jugar y nuevas condiciones aunque también nuevas medidas y requisitos de seguridad.

 
Fotografía 8 – Juegos

La forma de disponerlos en el espacio o aún de complementarlos y enriquecerlos es materia del diseño y deja un campo abierto a la imaginación (ver fotografía 9 a 11  siguientes).

 
Fotografía 9 – Juegos: elementos aislados sin intervención.

No es la representación literal de la realidad lo que parece importar en la construcción de un objeto de juego (una casa, por ejemplo) si no la posibilidad de sugerir mundos de interpretaciones a partir de algunos elementos diferenciables reconocibles. La imaginación del niño que juega completará la imagen con lo que sea necesario y haga falta. Las historias se tejen entre los retazos de la realidad que se representa.


Fotografía 10: complete la imagen…casa, castillo, barco, nave.

 
Fotografía 11. Juego en torno al árbol. Casa, castillo, paseo, muelle…

Aún entre los equipamientos estándar se han desarrollado objetos más complejos que se adaptan a la condición del lugar y que basados en una funcionalidad básica (que también se puede entender como múltiple) aportan aires nuevos a los espacios públicos. Una muestra de lo anterior se puede ver en las fotografías 12 a16 siguientes.


Fotografía 12 -16

La fotografía 17 siguiente es un buen reflejo de esta nueva mirada sobre el espacio lúdico de las plazas de juegos. Más que piscinas o piletas, agua que se vierte, que salta, que aflora. Ya no el agua restringida y peligrosa, ahora el agua refrescante, segura y divertida que entretiene. No sirve para aprender a nadar, sirve para el calor, para el juego, para socializar. Los elementos que componen el sistema son tres: distintas formas de tubos de acero que soportan aspersores y facilitan los juegos de agua, la base es un pavimento antideslizante y el agua. El resto son los niños jugando..


Fotografía 17

Por último, traemos a colación un elemento que conocimos por primera vez en el mismo Parque de la Infancia diseñado por Alejandro Aravena y Elemental en Santiago de Chile. Se trata de un cierro, un límite que tiene un espesor y tiene un uso y una función. Es un muro de recorrido, de escalada, de juego que sirve como límite y como juego. Entendemos que el diseño original es de la empresa Carve, una empresa de diseño y paisajismo holandesa que lo bautizó como Wall Holla, un ingenioso juego de palabras, por lo demás. Con su diseño original de 2003, muchos se han construido en distintas partes del mundo.


Fotografía 18 – Cierre Parque de la Infancia hacia la calle -  Santiago de Chile – A. Aravena + Elemental


Fotografía 19 – Wall Holla – Carve.


Fotografía 20 – Wall Holla en uso

Fotografía 21 – Wall Holla en el Taller

En el edificio de uso mixto BLOX, diseñado por OMA en Copenhaguen, la misma empresa Carve colaboró con OMA en el diseño de una escalera de acceso abierta al público que combina la accesibilidad con el juego y la estancia de los padres, un acceso que es también un espacio de juego, un lugar de encuentro en que participan de distintas formas los padres y los niños en una interacción dinámica que indaga en nuevas formas de relaciones. Parte de esa propuesta es una versión actualizada del Wall Holla, esta vez con una estructura de tipo panal de abeja.


Fotografía 22-24 Escalera de Acceso al Blox – OMA – Carve. Copenhaguen - Fuente http://www.carve.nl/en/item/169

Fotografía 25-27 – Muro en Plaza del BLOX – OMA con Carve – Copenhaguen Fuente http://www.carve.nl/en/item/169

Como se ve, el acero no es el único material que hace posible estas obras y estos equipamientos, pero no hay duda que la flexibilidad que regala, la posibilidad de reciclado, su esbeltez y posibilidades de combinación, su ligereza, durabilidad y la posibilidad de integrar color y forma son una razón poderosa para participar en esta invitación al juego, al juego de jugar a jugar.

 


[1] Esto  fue muy bien tratado en la memoria y proyecto de título de la arquitecta de la Universidad de Chile María José Araya, Jardín en Movimiento, Playscape en Maipú (2015), que propone la recuperación de un terreno urbano semi abandonado –una isla secuestrada entre autopistas urbanas-  como soporte de un ejercicio de tránsito ciudadano libre, no programado, recuperando el uso espontáneo y lúdico del espacio público.

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